Origen

El gato Persa es una de las razas de gato más conocidas y valoradas de la actualidad, sobre todo en Gran Bretaña, donde la cría de esta raza felina se desarrolla en su máximo potencial.

El gato persa, en su origen, fue importado desde Persia (de ahí el nombre de la raza) hasta Italia en torno a 1620; también hay descritos traslados de gato de pelo largo desde Turquía hasta Francia. Lo que choca del origen de la raza es por qué gatos que proceden de climas muy cálidos, y que evolutivamente no necesitan el pelo para protegerse del frío, han evolucionado fenotípicamente de esta manera.

Hay estudiosos de la raza que creen que esta característica fenotípica viene dada por una procedencia siberiana anterior a lo que hay en los registros, y que debido a las condiciones climáticas de esta zona sufrieron una mutación genética que hizo que su pelo fuera largo y espeso. De hecho, se cree que puede tener algún tipo de relación genética con el manul (Otocolobus manul), un imponente felino salvaje que vive en Mongolia, Siberia y el Tibet.

Si hay un sitio donde se ha estudiado la raza en profundidad es en Inglaterra, donde desde el siglo XIX se hace una exhaustiva selección de cría, la cual ha dado lugar a más de 150 variaciones de la raza. De este modo, mediante selección genética, se han establecido cuatro grandes grupos, que a su vez se subdividen en múltiples variantes. Estos cuatro grupos son monocromo, gen C (extremos, orejas y punta de la cola más osucuras), Gen A (Agutí. Capas point, tabby, bicolor…) y gen I (Inhibidor. Pelo despigmentado).

Raza

Sea cual sea la variante, el estandar del gato persa es un animal de cabeza redonda, craneo ancho, cara redonda y cuello ancho y corto. El mentón, la nariz y la frente se encuentran en una misma línea vertical. Las mejillas son prominentes y marcadas. Los ojos grandes, redondos, separados pero bien nivelados. Tienen orejas de inserción baja, pequeñas, redondeadas e inclinadas hacia adelante. El pecho es ancho y profundo, de buen tono muscular, ya que las patas son cortas, con garras grandes, firmes y redondeadas. La cola es corta pero bien proporcionada. Su pelo es largo, espeso y con textura brillante y fina.

Comportamiento

En cuanto a su comportamiento, son gatos muy inteligentes, pero poco activos. Son animales casi exclusivamente indoor. Tienen un carácter muy marcado, y por lo general son poco tolerantes al acoso. Hay que dejar que sean ellos los que se acerquen para tener contacto. Se les describe como el gato ideal para personas mayores, ya que es el típico caso de mueble peludo y se adapta fácilmente a vivir en el interior.

La higiene del gato persa no es difícil, pero sí requiere más tiempo que la de otras razas de gato. Para evitar que se formen nudos, hay que cepillarlos diariamente en invierno, tarea que en verano deberemos realizar de dos a cuatro veces diarias. El cepillo más recomendado es uno de la gama de los llamados deslanadores.

Además, dada su anatomía, hay que limpiar los ojos y oídos diariamente con productos específicos, ya que son animales que lagrimean mucho y tienden a acumular secreción ceruminosa. Los oídos los limpiaremos sólo por fuera diariamente. La higiene interna la dejaremos a criterio del veterinario. Los gatos persas se pueden bañar, si bien no es absolutamente necesario. Lo haremos sin abusar, y siempre con un champú específico de gato. Hay que aclarar muy bien el producto y secando al animal con secador para evitar problemas de piel.

Alimentación

La alimentación del gato persa no difiere de la de el resto de los gatos. Se aconseja una dieta rica en ácidos grasos omega tres y omega seis para mantener un buen estado y brillo del manto. Algunas casas comerciales hacen piensos específicos para el gato persa, adaptando la forma de la croqueta al tipo de mordida de este animal, ya que al ser braquiocefálicos, gran parte de ellos tiene problemas de mala oclusión mandibular.

Otra característica a tener en cuenta es que tienen que tomar malta o cualquier otro laxante que les ayude con los problemas de bolas de pelo. Hay piensos que ya traen esta protección incluida en la formulación con la etiqueta “antihairball”. Aún así debemos estar pendientes de la salud digestiva de nuestro animal.

Salud

Además de las bolas de pelo y los problemas de mala oclusión referidos antes, los gatos persa, por su genética, están predispuestos a una serie de enfermedades de las que tenemos que estar pendientes. Al igual que la mala oclusión, la forma de su cara y su nariz tan chata puede darle problemas respiratorios por estrechamiento de los conductos nasales y por lo corto de los mismos.

Son animales más predispuestos a sufrir enfermedades respiratorias que otras razas. Otro problema derivado de la forma de la cara es la dermatitis de pliegue cutáneo. Esta se produce cuando por el lagrimeo el pliegue se mantiene húmedo, lo que da lugar a dermatitis e infección secundariadel pliegue que se forma justo debajo de los ojos, en los laterales de la nariz.

Los problemas más serios de esta raza, y que no se pueden detectar salvo con visitas al veterinario, son la cardiomiopatía hipertrófica y la enfermedad renal poliquística, ambas muy graves y con consecuencias muy severas para el animal. Lo ideal cuando se adquiere un gato Persa es acudir al veterinario; nos aconsejará una serie de pruebas diagnósticas o genéticas para detectar estas enfermedades lo antes posible y poder darle a nuestro animal los mejores cuidados.