Qué son los parásitos externos o extoparásitos
Llamamos ectoparásitos a los parásitos que se alojan en la piel, el pelo o las capas más superficiales de la dermis del perro o el gato. Podemos diferenciar los ectoparásitos en dos grandes grupos. Por un lado están los arácnidos, entre los que trataremos con especial interés las garrapatas y los ácaros, tanto por su frecuencia de aparición como por las enfermedades secundarias que transmiten. Por otro lado tenemos los insectos, entre los que destacaremos sobre todo pulgas y mosquitos por la misma razón.
Garrapatas
Las garrapatas son arácnidos que viven más cómodos en climas cálidos y húmedos. Su mayor frecuencia de aparición se centra entre febrero y octubre en los climas más cálidos, pero realmente pueden tener actividad en cualquier época del año.
Su ciclo evolutivo consta de cuatro fases (huevo-larva-ninfa-adulto) y tarda aproximadamente dos meses en completarse. Las hembras adultas pueden llegar a poner hasta 5000 huevos.
Este parásito es hematófago, es decir, se ancla al animal y se alimenta de su sangre. Durante este proceso, puede producir en el hospedador infecciones en el punto de anclaje; pero su poder patógeno más severo es el de transmitir piroplasmosis. Los piroplasmas son parásitos que infectan glóbulos rojos, se reproducen en su interior y provocan la destrucción de los mismos, dando lugar a anemia y cuadros febriles muy graves. Otro poder patógeno de las garrapatas, aunque mucho menos frecuente en España es el de provocar parálisis en el hospedador.
Las garrapatas no deben extraerse de la piel con un tirón, ya que la zona de anclaje podría permanecer dentro de la piel del animal. Existen pinzas específicas para extraer garrapatas, si bien lo mejor es utilizar el antiparasitario adecuado para que mueran y se caigan solas.
Ácaros
Los ácaros son arácnidos mucho más pequeños. Algunos se ven a simple vista, dando aspecto como de caspa, pero otros es necesario buscarlos con el microscopio. Existen dos tipos de ácaros según su localización; unos viven en la superficie de la piel y otros son cavadores, viviendo dentro de las primeras capas de la dermis.
Algunos de estos ácaros son zoonóticos, aunque no todos. Entre las sarnas más destacadas están:
- La sarna sarcóptica, causada por Sarcoptes scabiei, la cual es zoonótica y muy pruriginosa, provocando erosiones y escoriaciones en la piel y un rascado incontrolable en el animal.
- La sarna demodécia, causada por Demodex cati. Este ácaro vive de forma habitual en la piel del animal, y sólo provoca síntomas cuando el animal sufre bajada de defensas por cualquier otra patología o presenta alergia al ácaro en cuestión. No suelen ser muy pruriginosas, pero provocan zonas de enrojecimiento de la piel y pérdida del pelo.
- La sarna otodécica, causada por Otodectes cynotis. Este ácaro provoca en el oído un picor intenso y un cerumen negro característico. El animal se rasca y sacude la cabeza de forma continua.
- Cheyleteliosis, causada por Cheyletiella yasguri. Es conocida como la enfermedad de la caspa que anda. Es un ácaro que se ve a simple vista y que parece caspa entre el pelo del animal. Producen picor y enrojecimiento de la piel del animal, aunque no es tan agresiva como el resto de sarnas.
Pulgas
Las pulgas son insectos pequeños, de color marrón, con gran capacidad de salto y hematófagos. La presencia de pulgas en los animales provoca picor, nerviosismo y rascado continuo. En el animal apreciaremos las propias pulgas, o los detritus de las mismas como pequeñas partículas negras. Es posible también que encontremos los huevos pegados al pelo. El poder patógeno de las pulgas pasa por provocar anemia por su carácter hematófago. Otro problema que pueden provocar es la dermatitis alérgica por picadura de pulga en animales sensibles. En este caso la saliva de la pulga provoca una reacción alérgica asociada; esta reacción hace que el animal se rasque aún más y provoca un eritema intenso en la piel. Por último, la pulga actúa como vector de otras enfermedades, como son la parasitosis por Dipylidium o la Bartonelosis (enfermedad del arañazo del gato).
Mosquitos
En último lugar, pero no por ello menos importante, hemos de hablar de los mosquitos. El mayor peligro para el animal en este caso es la transmisión de enfermedades muy peligrosas, como es el caso de la Leishmania y la Filaria. En el primer caso el mosquito transmite una forma parasitaria que se reproduce en las células de la defensa, lo que conlleva un cuadro patológico muy grave, y en el segundo se transmite una microfilaria que viaja por el torrente sanguíneo hasta la base del corazón, donde se hace adulta, dando lugar a un fallo cardíaco muy serio.
Prevención
La clave para proteger a nuestro animal es utilizar los antiparasitarios externos de forma correcta durante todo el año; hay que recordar seguir siempre las instrucciones del fabricante y consultando al veterinario, ya que hay pocos antiparasitarios que cubran todos estos parásitos, y la mayor parte de las veces es necesaria la combinación de varios de ellos, teniendo en cuenta la forma de vida del animal y la geografía por la que se mueve.
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